Les Gorgues de Galamus.
Al fin amanece con un bonito sol. Por lo menos podemos salir con la esperanza de que el día aguante un poco y nos deje ver este paraje natural.
Por la información que he ido recogiendo, hasta el pàrquing N° 2 se puede llegar bien con una autocaravana de 7 metros. Són 4'8 km y la carretera está bastante bien. Bueno, el último kilómetro ya se estrecha un poco más, pero se pasa bien. Llegamos temprano, aún no son las 9. El bar está cerrado y vamos a dar una vuelta, pasando por el túnel. En éste ya están las medidas máximas de alto y ancho.
Las gargantas de Galamus se encuentran en el País Cátaro, en la frontera de los municipios de Saint-Paul de Fenouillet y Cubières sur Cinoble , a pocos kilómetros de los castillos de Peyrepertuse y Quéribus.
La carretera que cruza las gargantas fue construida a finales del siglo XIX . Fue excavado en la roca con una palanca (aún se pueden ver los golpes en la roca) por un puñado de trabajadores suspendidos de cuerdas. La carretera se terminó en 1892 con el túnel a la entrada de las Gargantas del lado de Saint-Paul-de-Fenouillet. La hazaña técnica fue inmortalizada por el poeta saint-Paulais Léonce Rives, cuya cuarteta en occitano está grabada sobre el túnel.
Más allá de las razones económicas para facilitar el intercambio de mercancías en las ferias de Saint-Paul-de-Fenouillet (verduras, madera y cereales, a cambio de vinos y aceites), únicas salidas para muchos pueblos de Corbières, se trataba también de responder a un desafío que las gargantas planteaban al hombre.
Hay plazas de aparcamiento situadas en cada entrada de las Gargantas de Galamus. La travesía tiene una longitud de aproximadamente un kilómetro y medio y se realiza mayoritariamente a pie para poder disfrutar de la belleza del paisaje que no se puede apreciar en coche.
Se ha establecido tráfico alterno dentro del sitio desde el 7 de julio al 31 de agosto, los 7 días de la semana a partir de las 13:00 horas. hasta las 7 p.m. Una espera máxima de 13 minutos permite atravesar las Gargantas con total tranquilidad.
Intentamos acceder al Eremitage Saint-Antoine de Galamus por las escaleras, pero una puerta, a tocar ya del Eremitage, está cerrada y volvemos al pàrquing.
Justo en aquel momento abren el bar, los aseos y un chico se va a abrir el Eremitage. Lo abren de 10 a 17 horas, aunque este horario no es muy fiable.
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Unas vistas excelentes, con el Canigó al fondo. |
Tomamos un café en el bar y vamos para allá, ahora por el sendero que sale del pàrquing. Està muy mojado por las lluvias de los últimos días, y tiene desnivel, por lo que hay que ir con cuidado, pero se hace bien. És un sitio increíble.
La ermita de Saint Antoine de Galamus es un sitio notable situado en el corazón de las gargantas de Galamus, en la frontera entre los departamentos de Aude y Pirineos Orientales, en Francia. Este lugar de paz y contemplación, a la vez espectacular y místico, atrae a los visitantes por su belleza natural y su historia espiritual.
Construida en la ladera de un acantilado, la ermita domina el río Agly y ofrece impresionantes vistas de las profundas gargantas y las impresionantes formaciones rocosas que rodean el sitio. El acceso a la ermita se realiza a través de un sendero estrecho y sinuoso que acentúa la sensación de aislamiento y serenidad propia de este lugar. Los visitantes deben seguir un camino excavado en la roca, que ofrece panoramas impresionantes a cada paso.
La ermita toma su nombre de San Antonio el Ermitaño, un monje cristiano del siglo III conocido por llevar una vida de soledad y oración en el desierto. La cueva principal, donde se encuentra la capilla dedicada a San Antonio, ha sido lugar de devoción durante siglos. La capilla, sencilla y austera, refleja el espíritu de contemplación y humildad propio de la ermita. Hay antiguos frescos, estatuas y objetos religiosos que dan testimonio de la larga historia espiritual del lugar.
Además de su dimensión religiosa, la ermita de San Antonio de Galamus es también un tesoro natural. Las gargantas de los alrededores albergan una gran variedad de flora y fauna y ofrecen a los excursionistas y amantes de la naturaleza un entorno ideal para la observación y el descubrimiento. Los acantilados de piedra caliza, esculpidos por la erosión durante milenios, presentan formas y texturas fascinantes, haciendo que cada visita sea única.
El sitio está abierto al público durante todo el año, pero es especialmente popular durante las peregrinaciones y fiestas religiosas dedicadas a San Antonio. Los visitantes pueden asistir a misas, procesiones y momentos de oración colectiva, reforzando el carácter sagrado y comunitario de la ermita.
La Ermita de San Antonio de Galamus no es sólo un lugar de culto, sino también un símbolo de búsqueda espiritual y de comunión con la naturaleza. Encarna tranquilidad y armonía, ofreciendo a quien lo visita un espacio de reflexión, meditación y rejuvenecimiento lejos del bullicio de la vida moderna. Para peregrinos, turistas y curiosos, la ermita es una invitación a reencontrarse con ellos mismos y con el universo que les rodea, en un marco de excepcional belleza.
Ya a medio día se nubla y se desata una fuerte tormenta, con lluvia y granizo.
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