30 junio, 2023

PRIMER VIAJE - Día 11

 11 - Viernes 30 de junio de 2023 - Setcases - Vallter 2000 - Ogassa

¡Quién se podía imaginar que, el último de junio y con el calor que ya íbamos arrastrando desde hace unos cuantos días, íbamos a pasar frío. Sí, frío. Por la noche ha bajado mucho la temperatura. Hemos pasado de noches de más de veinte grados, a unos frescos siete grados en Setcases, menos, en la estación de esquí de Vallter, que está 800 metros más arriba....

El Ter, a su paso por Setcases.

A primera hora, café caliente en el bar, comentar con los paisanos, que conocen el clima local, el tiempo que podemos encontrar allá arriba (la previsión es mala y con frío), y nos ponemos en marcha hacia Vallter 2000.

Tan tranquilas, como en su casa...

La subida es fuerte (12 km en los que ascendemos 800 m.), la carretera estrecha, y grupos de vacas y caballos campan a sus anchas por todas partes, sin que les importe que pasen coches, y a los que tenemos que apartar para poder pasar.

Ya arriba, desayunamos en la peregrina a base del pan, la mermelada y la miel que compramos ayer en Setcases, y salimos a dar una vuelta. 

El día es claro, con cielo azul, pero el fresco se hace notar. Y las nubes, bastante amenazadoras ya tras las montañas, dan a entender que los parroquianos de Setcases tenían razón, que el día no aguantará.

Paisajes impresionantes.

Pero tenemos ganas de movernos un poco por aquellos verdes prados, rodeados de montañas, y mochila al hombro, iniciamos ascenso hacia "Ull de Ter" (el punto donde nace el rio Ter).

El perro parece volverse loco de felicidad y empieza a correr arriba y abajo como un loco. Pero lo tengo que atar en seguida por los numerosos grupos de caballos y potrillos que pacen por aquellos prados.

Tomando el sol....


Vamos remontando lo que en invierno son las pistas de esquí, en suave subida, admirando la belleza del entorno. Toda esta zona, que con nieve hace las de licias de los amantes de los deportes de invierno, en este tiempo es un amplio prado, despejado de árboles y cubierto de hierba. Nos encontramos rodeados por altas montañas, y el espectáculo es magnífico.

custodiados por gigantes...

Pero al rato la cosa se tuerce. A medida que vamos ascendiendo, el viento sopla con más y más fuerza. Y no es caliente... Pero lo que más me mosquea es la niebla y las densas nubes que empiezan a aparecer y desbordar por detrás de las montañas. Me traen recuerdos. Recuerdos de cómo un día de cielo azul se convirtió en tormenta en poco tiempo, y cómo pasamos de ambiente agradable y soleado a lluvia, viento(mucho viento), frío y una niebla tan densa que no nos permitía ver más allá de un par de metros por delante de nosotros en pocos minutos. Fue una experiencia que me enseñó a estar alerta y a no menospreciar estos pequeños signos. Es por ello que, ante la mala previsión del tiempo, tanto para esta misma tarde como para los próximos dos o tres días, decidimos marchar de allí.

Eso no pinta nada bien... 

Reconozco que tuve un fallo. No valoré que pudiera hacer tanto frío y no llevamos suficiente ropa de abrigo en la Peregrina, por lo que si nos quedáramos aquí esta noche, íbamos a pasar frío seguro.

Optamos dirigirnos a pasar la noche al próximo destino: Ogassa. En este pueblo, la zona para las autocaravanas se encuentra en la parte más alta del pueblo. Mejor. Así no nos pillará el agua, si se cumplen las previsiones.

Pasamos la tarde dando una vuelta por los alrededores del "Museo de les Mines" (a estas horas cerrado), y por encima del solar donde estamos aparcados, tomamos un sendero que nos lleva a visitar la "Font Gran". Es un pequeño recorrido de un par de km de subida y otros dos de bajada, con poco desnivel y por sendero bien cuidado.

Edificios y antiguos talleres relacionados con las minas de carbón.

El sendero cuenta con barandillas de madera, que nos protegen de caer al agua en los tramos más expuestos, y salto tras salto, vamos ascendiendo hasta llegar a una zona plana, con una mesa y un banco redondo, una pequeña barbacoa y la Font Gran



Pequeña central hidroeléctrica que abastecía a los talleres, 
con los restos de la presa, formando un entorno casi mágico.

De vuelta a la Peregrina, bajamos al pueblo (está a pocos metros de la zona de aparcamiento), tomamos un par de cervezas, y ya a descansar y hasta mañana.

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