JUBILETAS VIAJEROS: VIAJE A ANDALUCÍA - 12º Día

23 de Marzo - 12º Día - De Llíria a la Albufera

A primera hora nos despedimos de mi hermano y, tras sacar al perro a pasear y ultimar los detalles, a las 7'30 nos ponemos en marcha. Vamos en dirección a La Albufera, tal vez el pueblo de El Palmar...

Mi máximo temor era que, siendo fin de semana (sábado), pudiéramos encontrar mucho tráfico. Pero sobre todo por rondas de Valencia. Pero, cómo dice Pepe, madrugar tiene sus ventajas, y una de ellas es que a primera hora de la mañana, en fin de semana, hay poco tránsito y se puede circular de maravilla.

No tardamos demasiado tiempo en llegar a destino. Gracias a las autopistas, autovías y buenas carreteras que conecten todos los pueblos que rodean Valencia, ha sido un suspiro llegar a La Albufera y al pueblo de El Palmar. Por descontado que llegar a las 8'30 al destino elegido es todo un acierto. Encontramos sitio para aparcar a la primera y para elegir, en el centro del pueblo. A los que les gusta dormir hasta tarde... lo normal es que se tengan que conformar con lo que encuentren...

APARCAMOS AQUÍ

En cuanto llegamos salimos a dar una vuelta, con el perro. Él también tiene que estirar las patas, y a esta hora hay poca gente por la calle, por lo que no es difícil ir con él a todas partes. Además, tiene que desestresarse de los dos días que hemos estado en casa de mi hermano. De los perros grandes y del pequeñajo de la Núria, que vaya escandalera todo el rato...

¿La barraca del Ratoncito Pérez?

Paramos a desayunar (está todo cerrado hasta las 9), damos una vuelta y nos fijamos en los menús, que casi todos ofrecen el all i pebre, arroces variados y toda clase de platos típicos de la zona.

Tras ver que casi todos los restaurantes tienen los mismos platos y los mismos precios (más o menos), reservamos una mesa para las 13'30, por si se llena todo esto, puesto que es sábado. Escogemos el que nos ha servido el desayuno, un poco por el aspecto y el buen trato de los camareros.

Para hacer tiempo, entramos en uno de los embarcaderos que ofrecen viajes por la albufera. Hay muchos.

Antes de llegar al canal donde están las barcas, hay una barraca típica de la zona, con todo el mobiliario y los útiles de la casa y del campo o de la pesca que hace de museo. Al lado de la barraca un pequeño corral con una familia de cabras y sus cabritillos.

Típico interior de una barraca.

Hablamos con el barquero. Íbamos a dejar al perro en la autocaravana, pero nos dice que también puede subir a la barca, y no paga.

Primero, atento a todo.
Luego ya va fundido...

Embarcamos e iniciamos un viaje de unos 45 minutos por la albufera. José, el barquero, un crack. Nos explica muchas cosas y responde a todas nuestras preguntas.

Reconozco que teníamos un gran desconocimiento de la Albufera. Para empezar es agua dulce que aportan el Turia, el Júcar y otros ríos menores. Hace millones de años quedó cerrada y separada del mar por los sedimentos que arrastraban estos ríos y que acabaron formando la barrera que la separa del mar. Curioso...

Nos habla de las mujeres, que no les estaba permitido obtener licencia de barqueras, ni de pesca...

También nos comenta que un voraz incendio en 1883, arrasó la zona y calcinó más de sesenta barracas, con lo que mucha gente lo perdió todo. A raíz de ello, a principios del siglo XX se prohibió el uso de esas barraca como vivienda y el Palmar se reconstruyó con viviendas de ladrillo, para evitar otro desastre cómo aquel.

Cuando volvemos del paseo con la barca vamos a dejar al perro en la autocaravana (creo que está fundido) y ya podemos ir y hacia la zona de restaurantes.

Este es el restaurante: L'Andana.

L'ANDANA

Después de comer abundante y sabroso, y beber un par de vinos,, una jarra de sangría, un chupito de arroz muy bueno, toca merecida siesta para intentar digerirlo todo.